miércoles, 20 de mayo de 2015

Fármacos que desatan pesadillas

Si hacemos una encuesta y preguntamos por ejemplo a 10.000 personas si alguna vez en su vida ha tenido alguna pesadilla durante el sueño, seguramente todas o al menos más del 95% nos contesten que sí. En algún momento de la vida, hemos tenido alguna pesadilla durante el sueño que nos ha hecho despertar bruscamente y, muy posiblemente, recordarla y darle vueltas durante el día siguiente. No es un suceso agradable, pues toda pesadilla va cargada de un componente ansioso y de un contenido amenazante. Si no, no sería una pesadilla propiamente dicha.

Sin embargo, hay veces que las pesadillas empiezan a ser recurrentes, se prolongan en el tiempo y producen en la persona una serie de consecuencias que repercuten negativamente en su salud y bienestar. Si éstas perduran durante al menos más de tres meses y producen un fuerte impacto en la persona, estaríamos hablando de

miércoles, 6 de mayo de 2015

"El sueño en la sexualidad"


Dormir es imprescindible para nuestro funcionamiento físico y mental. Pero no se trata sólo de dormir, sino de dormir bien, de tener un sueño de calidad. A mayor calidad de sueño, mejor rendimiento en todas nuestras actividades diarias. En todas. También en lo que respecta a nuestra esfera sexual: a mayor calidad de sueño, mayor y mejor respuesta sexual.

Así lo mantiene un reciente estudio publicado en la revista científica The Journal Sexual of Medicine después de observar durante 14 días consecutivos el sueño de 171 mujeres que

miércoles, 29 de abril de 2015

ALTERACIONES DEL SUEÑO EN LA DEPRESIÓN.


La existencia de trastornos del sueño en sujetos depresivos es bien conocida. Aproximadamente, el 80% de los pacientes con depresión se quejan de un deterioro tanto en la cantidad como en la calidad de su sueño. La alteración del sueño asociada más frecuentemente a un episodio depresivo mayor es el insomnio. Son habituales los problemas para iniciar y mantener el sueño.
Con menor frecuencia, existen sujetos depresivos que se quejan de exceso de sueño (hipersomnia) en forma de episodios de sueño nocturno prolongado o de un aumento del sueño diurno. Algunas veces, el trastorno del sueño es la razón por la que el paciente depresivo acude en busca de tratamiento.

Los hallazgos polisomnográficos que se han hallado con más frecuencia han sido los siguientes:

–Alteraciones en la duración y continuidad del sueño.
Generalmente disminuye el tiempo total del sueño. Cuando esto ocurre, normalmente es resultado de un incremento en la latencia de sueño, de un aumento de la vigilia nocturna o de un despertar precoz. Los sujetos depresivos muestran frecuentes cambios de fase y un umbral más bajo de activación.

–Alteraciones en el sueño no REM.
Se reduce la cantidad de sueño de ondas lentas (fases 3 y 4), lo que se manifiesta tanto en la disminución del tiempo total como en el porcentaje de sueño de ondas lentas. Análisis computarizados señalan además una disminución del número de ondas delta (0,5-4 Hz) durante el sueño no REM (del inglés,  rapid eye movements) y de la tasa de producción de actividad delta, especialmente durante el primer período de sueño no REM.

–Alteraciones en el sueño REM.
Se ha encontrado una alteración en la distribución temporal de la fase del sueño REM. Se manifiesta especialmente en una corta latencia del sueño REM, en un incremento en la duración del primer período REM y en una proporción mayor de REM en el primer tercio de la noche y menor en el último tercio. Se ha descrito también que los sujetos con depresión tienen ‘un sueño REM intenso’, que se refleja en el número de movimientos oculares por minuto durante el sueño REM (densidad REM). Sin embargo, parece ser un aumento específico de la densidad REM durante el primer período REM. En sujetos sanos, por el contrario, la densidad REM se incrementa normalmente durante la noche.

Puede visitarnos en www.iis.es.

miércoles, 15 de abril de 2015

Nuevo fármaco para el SPI

El nuevo fármaco (Horizant®) está comercializado desde 2011 en EEUU y Japón, y estará disponible por primera vez en Europa en el marco de un estudio de investigación que comenzará en breve en Madrid.

Desde que en 2005 se introdujeron los primeros fármacos dopaminérgicos para el tratamiento del Síndrome de Piernas Inquietas (Mirapexin® y Adartrel®). estos han demostrado de manera sobrada su eficacia a corto plazo y su baja toxicidad. No obstante, el principal problema de este tipo de fármacos ha sido la pérdida de eficacia y, sobre todo, la aparición de un fenómeno de agravamiento de la enfermedad que se producía a medio/largo plazo llamado Síndrome de Aumento. Este último consistía en un empeoramiento de los síntomas en el transcurso del tratamiento, apareciendo éstos ya pronto por la tarde, afectando con frecuencia a los brazos y haciéndose aún más intensos por la noche. El fenómeno de Aumento se produce exclusivamente cuando se administran fármacos que actúan sobre la dopamina. Pronto se pudo ver que este fenómeno era muy común, y que llegaba a afectar parcial o totalmente al 75% de los pacientes cuando eran tratados a largo plazo.

La introducción de Neupro®, un nuevo tipo de fármaco dopaminérgico en forma de parche transdérmico y que actuaba durante todo el día, supuso un remedio parcial a este problema, puesto que con Neupro® la incidencia de aumento es menor.
No obstante, ha resultado necesario el desarrollo de nuevos fármacos con un mecanismo de acción diferente a los dopaminérgicos, y para ello se han desarrollado diversas estrategias. La más exitosa de ellas ha estado basada en los moduladores alpha-2 delta de los canales de calcio de las células neuronales.

Estos fármacos hacen que, en último término, las neuronas liberen determinadas sustancias que a su vez disminuyen los síntomas de SPI. Los más conocidos son pregabalina (Lyrica®) y gabapentina (Neourotonin®). La primera de ellas ha mostrado en un estudio reciente ser al menos tan eficaz como el dopaminérgico Mirapexin® (pero sin fenómeno de aumento), pero su desarrollo como fármaco para SPI es aún incierto. En cuanto a Neurotonin®, su mayor problema es que en las dosis más elevadas la absorción se ve limitada, por lo que la administración de dosis mayores no redunda en un mayor efecto terapéutico sino solamente en mayores efectos secundarios. Nos encontramos así con un auténtico “cuello de botella” que limita seriamente la eficacia de este fármaco en el SPI.

Por estos motivos, un laboratorio norteamericano (Xenoport) decidió hace algunos años rediseñar la molécula de gabapentina haciendo que en último término su capacidad de ser absorbida fuera mayor. De esta manera nació la gabapentina enacarbyl (Horizant®). Su principal diferencia con Neurotonin® estriba en que se alcanzan concentraciones mayores en el cerebro, y de esta manera el fármaco es mucho más eficaz sin que por ello aumenten los efectos secundarios. La gabapentina enacarbyl ha sido estudiada ampliamente en EEUU y en Japón, y ha mostrado ser uno de los fármacos más eficaces para el SPI tanto a corto como a largo plazo, mostrando al tiempo buena tolerancia.

Hasta el momento, la gabapentina enacarbyl no ha sido estudiada fuera de estos dos países y por ello no ha estado disponible para pacientes de ningún país de Europa. A partir de la segunda quincena de Abril va a comenzar el primer estudio con este nuevo fármaco, y será en España, en el Instituto del Sueño.
El estudio durará aproximadamente 8 semanas, y en él podrán participar tanto pacientes que se encuentran ya en tratamiento como pacientes nunca previamente tratados. El estudio incluye la toma de la medicación, un total de 8 consultas a lo largo de estas 8 semanas, así como dos pruebas de test de inmovilización múltiple por la tarde (entre las 3 y las 23 horas).

La pregunta fundamental que intenta aclarar es en qué medida, los tratamientos dopaminérgicos previos, disminuyen la respuesta a futuros nuevos tipos de tratamiento.

Aquellas personas que estén interesadas deben dirigirse a:

Instituto del Sueño
Alberto Alcocer 19
28036 Madrid
Tel: 913454129
iis@iis.es
www.iis.es

martes, 7 de abril de 2015

Las nuevas tecnologías afectan al sueño

Una investigación realizada en Noruega señala que los adolescentes son especialmente vulnerables a consecuencias negativas a la hora de dormir debido al sobre uso de aparatos tecnológicos.
En una encuesta realizada a casi 10000 niños y niñas entre 16 y 19 años, se reveló que el uso de estos aparatos se corresponde con peores hábitos de dormir.

Los encuestados que admitieron pasar más de cuatro horas utilizando aparatos tecnológicos tenían mayor probabilidad de necesitar una hora extra para dormirse y tenían menor probabilidad de dormir el tiempo necesario.
La misma tendencia se vio entre quienes reconocieron haber usado más de un aparato durante el día.

El adolescente de hoy duerme menos que en generaciones anteriores y cada vez hay más datos que indican que hay aspectos de los aparatos electrónicos que pueden dar una excitación adicional. La luz de la pantalla puede afectar a la producción de melatonina, la hormona del sueño, alterando los ritmos circadianos y retrasando el inicio del sueño.

Por otro lado, el aspecto de la comunicación social que facilitan estos dispositivos, puede mantener despiertos a los adolescentes hasta muy tarde conversando.

No podemos olvidar que el uso de estos aparatos tanto relacionado con trabajo, como con el ocio, pueden generar altos estados de activación y alerta, y que cuanto más elevada sea nuestra alerta en los momentos previos a ir a la cama tanto más alterado será nuestro sueño. Por esto, es más pernicioso utilizar videojuegos o trabajar hasta tarde, que ver la tv, que es una actividad más pasiva que nos permite desconectar, (siempre y cuando sea algo que no nos excite o altere emocionalmente, o que no nos enganche)

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