sábado, 4 de agosto de 2012

04/08/2012


Vivimos contra reloj... y especialmente contra el reloj biológico


Continuamos hablando de relojes biológicos, algo de especial relevancia para los insomnes. Antes de leer esto, es conveniente volver a leer la nota del blog de ayer.

Nuestro estilo de vida puede actuar directamente contra nuestros dos relojes, confundiéndolos. Si no damos una señal clara de sincronización a nuestros relojes todas las mañanas y todas las noches, sino que dormimos y estamos despiertos de manera arbitraria según nos apetezca, ambos relojes dejan de estar sincronizados, y nosotros perderemos el ritmo sueño-vigilia. Esto significa que podemos dormir durante episodios de 30 minutos a 3 horas a lo largo de todo el día, igual que un recién nacido. No habría forma de organizar nuestra actividad y nuestro descanso, y menos de planificarlo de antemano.

Generalmente esta desorganización puede empezar ya con unas cuantas noches de insomnio. Basta con no dormir bien una noche, y compensarlo durmiendo algo más por la mañana. La noche siguiente tendremos dificultad para conciliar el sueño, por lo que a la mañana siguiente nos despertaremos también tarde. Con ello, en poco tiempo todo el ciclo se habrá retrasado con respecto a la hora real, con lo que se hace muy difícil poder dormir a la hora a la que inicialmente lo hacíamos.

Por otro lado, si por haber dormido mal por la noche, usted duerme la siesta al día siguiente, probablemente no duerma con profundidad esa noche. Se crea así un círculo vicioso, de manera que el sueño y la vigilia se esparcen a lo largo de las 24 horas, y se pierde el ritmo circadiano. Si la situación se agrava, usted permanecerá casi todo el día en la cama, con lo cual el sueño se debilita aún más. Para evitarlo, debe levantarse de la cama siempre a la misma hora.

Mantener un ritmo de sueño-vigilia regular puede obrar milagros. Cuanto más sufra usted de insomnio, más deberá mantener un ritmo regular, incluso si esto supone una lucha titánica. Por ello recomendamos que incluso si no ha dormido en toda la noche, se levante como pueda y se mantenga físicamente activo a lo largo de todo el día. Debe de levantarse siempre a la misma hora, como sea. Incluso si es necesario que su pareja le arrastre hasta la ducha o tenga que poner tres despertadores. Si no puede dormirse hasta las 5 de la madrugada, intente forzarse y levántese a las 8. A lo largo de los días o semanas siguientes, usted se encontrará cansado cada vez a una hora más temprana, especialmente si utiliza luminoterapia a primera hora de la mañana.

(extracto del libro “Dormir, dormir,...” D. Garcia-Borreguero, M. Iglesias. Ed. Popular, 2001,
ISBN 9788493028985)


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