martes, 24 de febrero de 2015

LA SIESTA NO ES RECOMENDABLE EN PACIENTES INSOMNES.

Desde el punto de vista biológico, la siesta coincide con un momento de somnolencia que viene  determinado por un descenso en la temperatura corporal al medio día. Así que desde el punto de vista fisiológico estamos predispuestos a sentir sueño y entrar fácilmente en él a esta hora. Las personas con insomnio, sin embargo, suelen tener la temperatura más elevada y estable a lo largo del día debido a sus mayores niveles de alerta y activación, mostrando más dificultades para quedarse dormidos cuando intentan hacer siesta, a pesar del cansancio. En el caso de conseguirlo, y sobre todo si la siesta se prolonga, ésta supondrá un anticipo de sueño que  reducirá el sueño nocturno aún más.


Para las personas que duermen bien por la noche, una siesta corta de 15-20 min puede suponer una recuperación a mitad del día que les facilitará pasar la tarde con más energía y mejor rendimiento. Si la siesta se prolongase más allá de la entrada en sueño lento o profundo, podría alterar el sueño nocturno, incluso de las personas que no tienen dificultades para dormir.

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