Estrés e insomnio en el niño.
Un niño que teme ser separado (o ha sido ya separado) de sus padres, o de alguien querido, puede tener dificultades para separarse por la noche del resto del mundo. De manera similar, los niños pueden captar cambios sútiles en el ambiente familiar, ya que "su radar emocional" siempre está en funcionamiento y esto puede ser una causa de problemas, a la hora de acostarse.
Incluso en la seguridad de un hogar feliz, los niños pueden llegar a tener miedo de la oscuridad o de criaturas imaginarias situadas en las esquinas oscuras del dormitorio.
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